Alexander Calder fue un artista plástico estadounidense conocido por su trabajo escultórico como precursor del cinetismo e inventor del móvil (escultura colgante).

Calder visita Venezuela en el mes de agosto de 1955 aceptando una invitación que le hizo su amigo, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, para que expusiera sus trabajos en el Museo de Bellas Artes de Caracas.

Calder ya había hecho dos comisiones artísticas para Venezuela: una para el recién estrenado Hotel Ávila, en la zona del lobby y otra, encomendada por Villanueva en 1952 para ser ubicada en las inmediaciones de la futura Aula Magna de la Ciudad Universitaria. Mientras tanto, los ingenieros encargados del sonido del recinto, trataban de remediar la deficiencia que presentaba la estructura en ese aspecto proponiendo la instalación de paneles acústicos rectangulares; de allí surge la idea de Calder de convertir los paneles en esculturas propias. Villanueva sugiere la diversidad en los colores, en lugar de blanco y negro como había propuesto Calder en un principio. Es así como nace su obra maestra y la de mayor envergadura: The Flying Saucers (los platillos voladores), o Nubes de Calder.

Las piezas que iban a ser expuestas en el Museo de Bellas Artes fueron realizadas en los talleres de la Escuela Técnica Industrial: 

“Con la ayuda de Luis Caballero Mejías, director de la escuela, él creó cinco obras de gran formato y 56 de menor formato”.

Calder- La Conquista del Espacio. Los últimos años: 1940-1976



Una de las piezas que Calder obsequió a Luis Caballero Mejías



Sarita Guardia, tuvo oportunidad de documentar ese proceso creativo como se ve en las dos imágenes anteriores. Entre los encargados del montaje estaban Miguel Arroyo y Alejandro Otero, quien aparece en una de las fotos haciendo una visita a los talleres de la ETI. (Ambas fotos pertenecen a la colección del Instituto Smithsonian).